"Los corderos del señor" Yasmina Khadra


Espeluznante como algunas historias, espeluznante como la historia de algunos países, esta novela de Yasmina Khadra, escrita en 1998, cuando Mohammed Moulessehoul, comandante del ejército argelino, aún era la escritora argelina Yasmina Khadra, es un pequeño relato acaecido en un pequeño pueblo argelino, Ghachimat, tan pequeño que en él la vida transcurre con cierto aburrimiento, con el aburrimiento propio de lo que no depara nada nuevo, ni acontecimientos, ni personas; donde los días transcurren "tan en blanco como las noches. Te levantas por la mañana para adormecerte por la noche, agobiado por las mismas cosas de siempre. Siempre los mismos reflejos, las mismas insignificancias".
Y es este pueblo, existente solo en la imaginación del autor, el que Yasmina Khadra ha escogido para resumir la historia reciente de Argelia, la que llevó de unas Elecciones a la Asamblea Nacional a una de las guerras civiles más cruentas a la que hemos asistido, desasistidos, desde las pantallas de nuestros televisores y las hojas de nuestros diarios.
En Gachimat se vive en paz mientras no se revuelva la quieta superficie de esa paz, porque por debajo, poco a poco, tan tenuemente que cuesta notarlo, algunas cosas se van moviendo. 
En Gachimat está Abbas, "el imán más joven de la región. A los diecisiete años ya oficiaba en las mezquitas más importantes, y en ellas desplegaba un inmenso saber y desarrollaba una retórica que dejaba sin voz a los oradores más conspicuos. Cuando arenga a los prevaricadores y a los esbirros del poder, casi consigue inmolarlos con sus incendiarias palabras". Abbas acaba de salir de la cárcel donde acaba con frecuencia debido a sus palabras incendiarias.
En Gachimat está Issa Osmane, la Vergüenza, que "colaboró con la SAS durante la guerra [de la Independencia]. Por entonces era el único árabe que frecuentaba la cantina de los soldados franceses". Su hijo, Tej Osmane, ha sufrido la humillación de ser hijo de su padre, de ser hijo del traidor, pero Tej se arrima a donde puede hallar su resarcimiento a tanto menosprecio y, recientemente, está recuperando un andar erguido y una seguridad en sus ademanes y en su mirada que, hasta ahora, le eran ajenos. Recientemente, "la tela de araña que le mantenía cautivo de la culpa de su padre se deshace como un pobre andrajo".
¿Qué más tenemos en Gachimat? Pues un escribano culto y tolerante, de nombre Dactiló, que nadie sabe de donde procede; un joven insatisfecho, o muchos, tal vez estos sean mayoría en un pueblo con tan pocas expectativas de cambio; un policía enamorado, una preciosa joven a la que pretenden varios muchachos, un imán cuyos ojos se agrandan por momentos, a medida que se va encontrando, casi sin darse cuenta, en un mundo del que cada vez entiende menos; un grupo de ancianos apesadumbrados y perplejos al ver que el respeto inherente a su edad y sabiduría se va perdiendo, no se sabe muy bien en qué vericuetos escondidos y avergonzados de qué secreto camino.
Y hay más cosas en Gachimat, cosas que se van viendo, que se ven desde hace muchos años. "Desde la Independencia, nuestro país no ha dejado de retroceder". Y esas cosas son las que sirven de base a los islamistas seguidores de
Yasmina Khadra
Abbas que van siendo más numerosos cada vez y que sienten que deben sacar a la nación del estado de corrupción, dejadez, abuso de autoridad e incompetencia en que se ve envuelta. Sienten que ha sido Dios quien les ha inspirado para devolver al país su dignidad.

A partir de ese momento, cualquier cosa puede suceder porque no hay mayor peligro que encontrarse con alguien en absoluta posesión de la verdad, con Dios a su favor y pensando que todo el mundo se equivoca menos él. Y es que como bien entiende Haj Salah, imán del pueblo desde hace cuarenta años, "es inevitable que haya una parte del Diablo en cada religión que Dios propone a los hombres[...] Esa parte del Diablo es la ignorancia".
Y cuando el Frente Islámico de Salvación triunfa en las elecciones municipales, muchas cosas cambian en Gachimat. Las mujeres se ven obligadas a taparse el pelo con el hiyab, mientras los hombres deben mostrar el suyo en forma de largas barbas; se prohíbe "el baño turco, los salones de belleza, llevar falda, maquillarse, la música, la adivinación, el consumo de tabaco, la lectura y venta de prensa, la antena parabólica, los juegos de azar, las playas"; se prohíbe la diversión, se proscriben la libertad y la cultura, se destruye el arte y la historia, se anula la felicidad, se exilia la vida.
Pero aún es peor cuando, una vez disuelto el Frente, los cargos vuelven a los que anteriormente los detentaban y muchos hombres se ven de nuevo sin otra cosa en las manos que sus soflamas religiosas como única propiedad y patrimonio. Es entonces cuando se desata la locura. Privados de sus privilegios tras haberlos gozado, establecen la muerte, la tortura, la venganza como actividad cotidiana; es entonces cuando el pueblo se viene abajo, cuando "la primavera no fascinará ni a los hombres ni a los animales. Las amapolas evocarán ronchones desollados. El ala izquierda del cementerio alcanzará pronto los muros de enfrente. A diario un cortejo entrega a un ser querido que desaparece en una tierra convertida en osario"
Nadie está a salvo, nadie que haya tenido con los islamistas el más mínimo roce puede tener asegurada su supervivencia hasta el siguiente día. La noche se vuelve la guarida de los asesinos y cada mañana aparecen nuevos cadáveres, nuevas viudas, nuevas jóvenes violadas y torturadas hasta la muerte. Y podría parecer que es cosa de la religión, pero como bien dice Dactiló, la religión no tiene nada que ver; otros intereses, otras ambiciones están detrás de todo, alguien ha puesto a unos frente a otros, los ha señalado "y se han retirado para ver cómo se destrozan entre sí.
—¿Pero para qué?
—Para tener las manos libres. Se trata de fortunas, de fuentes de riqueza, de inversiones..."
En esta novela se apela a la vida, a la libertad, a la alegría. Su autor no la pudo escribir con su verdadero nombre. Todos los acontecimientos que suceden en Gachimat estaban teniendo lugar en su país y él pertenecía al ejército que luchaba contra los terroristas. Hubieron de pasar aún dos años para que Mohammed Moulessehoul abandonara el ejército para dedicarse en exclusiva a la escritura y se declarara el escritor escondido tras Yasmina Khadra. Poco después tuvo que abandonar Argelia y desde entonces ha vivido en Méjico, Francia y España.
En esta novela Yasmina Khadra ensalza la vida por encima de la religión, y lo hace en boca de un imán, en una reinterpretación del sacrificio de Abraham que me ha resultado emocionante por cuanto supone un gran alarde de tolerancia en donde no suele haber tal cosa: en la religión, en cualquier religión, pero concretamente en la religión que con más intolerancia se está manifestando en los últimos tiempos
"Dios tenía tan sólo un mensaje para todas las naciones. Al pedirle a Abraham que matara a su hijo en lo alto de la montaña [...] quiso Él hacerles comprender a los hombres que la Fe tiene también sus límites, que se detiene justo donde se ve amenazada una vida humana".



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Comentarios

  1. Muy interesante, esos pueblos donde no pasa nada hasta que pasan las peores cosas, se apodera la barbarie, el dolor y la desolación.
    Triste que un escritor deba esconderse para contar su visión de las cosas, no hay nada peor que la intolerancia y las cosas que se hacen "en nombre de ...". Coincido contigo en que justo que se ponga en boca de un imán que ensalza la vida por encima de la religión me parece fantástico, porque no es lo que estamos viendo últimamente y dudo que ese sea el mensaje que ha de transmitir, si lo ha de transmitir, cualquier religión.
    Un saludo

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    1. Nada más peligroso que los que se apoderan de la religión para usarla en su propio beneficio. Una primera lectura de año muy prometedora. Lo triste es que ese pueblo es la imagen de todo un país, en aquella época, y de todo un mundo en la actual.
      Un beso, Conxita.

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  2. Hay tantas cosas que quiero decir sobre esta reseña, pero no sè por dònde empezar. Pienso que lo fundamental es decir que yo la quiero leer, que es apropiada para estos tiempos. Estoy 100% de acuerdo con el autor en que la religiòn no tiene nada que ver, màs bien es la excusa, culpar a Dios y que la humanidad se lave las manos de sus crìmenes o de su indiferencia.

    Esa dicotomìa polìtica/religiòn me asquea, porque de la fe que sea, siempre hacen lo mismo: judìos contra palestinos, catòlicos contra judìos y no sè hasta cuàndo van a seguir con lo mismo, pero las peores guerras llevan la bandera de la religiòn cuando en realidad son grandes naciones patrocinando masacres entre pueblos necesitados de comida, ropa, salud, educaciòn y libertad.

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    1. Las religiones deberían significar paz y tolerancia, pero, por desgracia, acaban siendo todo lo contrario. No las religiones en sí, sino el uso que se hace de la religión, porque aunque asquee, la religión es política y la política se sirve de la religión. Novelas como esta son enormemente necesarias.
      Un beso.

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  3. Hola, es una historia muy impactante. Seguramente es un reflejo de lo que pasa en el medio oriente bajo el yugo de sistemas políticos crueles.

    Lo tendré como pendiente..

    Saludos,

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    1. Realmente impactante. Es un reflejo de como el fundamentalismo, en este caso islamista, va prendiendo en unas cuantas personas y afectando a toda una comunidad. En una reseña no se puede, ni se debe, hablar de todo y hay muchas cosas que no he comentado, pero leyendo el libro, se te ponen los pelos de punta de las cosas que se cuentan. Además se lee pronto porque no es muy largo. Muy recomendable.
      Un abrazo.

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  4. Este autor sí lo conozco! Bien! Porque lo habitual es que me presentes libros y escritores de los que no tenía ni idea. También es verdad que a Khadra lo leí porque me lo presentaste tú con "A qué esperan los monos", un libro que me gustó muchísimo. Este que presentas ahora también lo leeré, no sé cuándo pero lo leeré.
    En cuanto a la religión y el abuso que algunos dirigentes (léase imanes, obispos o cardenales, tanto da) hacen de ella para arrimar el ascua a su sardina es algo que siempre ha ocurrido. Mientras haya corderos habrá pastores que utilizarán el rebaño para conseguir sus propios objetivos.
    Un beso.

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    1. Y te gustará cualquier libro que leas de él porque es buenísimo. Este ya es antiguo, pero lo bueno de este autor es que no pierde vigencia. Siempre trata temas muy humanos y que siempre parecen actuales.
      Un beso.

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  5. Leí de él hace ya tiempo "El atentado" que me encantó pese a su dureza. Esta que comentas la tengo en la reserva desde ya no sé cuánto tiempo. Tu magnífica reseña me la ha recordado y a ver si esta vez la acometo.
    Besos

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    1. "El atentado" es brutal. Pocas novelas he leído tan impactantes. Yo he leído casi todas sus novelas, al menos las traducidas, y todas me han gustado muchísimo.
      Un abrazo.

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    2. "El atentado" es de Yasmina Khadra!!!! Esa novela la leí yo hace más de dos años y hasta tengo hecha una reseña y todo! No la asociaba al mismo autor de "A qué esperan los monos". Madre mía, qué mal estoy.
      Pues El atentado también me gustó mucho y como bien comentas, Rosa, es brutal. Me dejó impactada la crudeza con la que se relata el fanatismo.
      Gracias por tu alusión a esta novela, Juan Carlos, que me ha hecho darme cuenta de que ya conocía al autor desde hace mucho tiempo y que tengo una memoria nefasta para algunos nombres.
      Un beso a los dos.

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    3. Yo conocí a este autor en 2001, cuando mi marido me regaló un libro de una tal Yasmina Khadra titulado "Lo que sueñan los lobos". Siempre me ha gustado mucho la literatura de los países musulmanes. Aún tardé un par de años en saber que era un hombre. El libro me entusiasmó y desde entonces, lo he leído todo. Tiene hasta una trilogía policíaca, la trilogía de Argel. Recomiendo sobre todo "El atentado", "Lo que el día debe a la noche", "Las sirenas de Bagdad" y "Las golondrinas de Kabul". Aunque he leído unas pocas más que están muy bien.
      Voy a buscar tu reseña del atentado, Kirke.
      Un beso.

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    4. Kirke, no tienes para buscar en tu blog y no sé cómo buscar la reseña de "El atentado". No quiero recorrer todo tu blog. ¿Me puedes mandar el enlace?

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  6. Hola, Rosa. No conozco a este autor, pero por tu reseña y los comentarios que he leído seguro que me gusta. Me encanta que ponga en boca de un Imán un mensaje de tolerancia... ojalá fuese una historia real. Un beso enorme

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    1. Chari, seguro que hay muchas historias reales semejantes. Yo creo que la mayoría de los musulmanes, imanes incluidos, están deseando la paz y que esta pesadilla de violencia en la que se ven envueltos termine de una vez. Los que más la sufren son ellos.
      Un beso y bienvenida de nuevo.

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  7. "Cuando la política se junta con la religión se crea unas bomba explosiva que afecta tanto a creyentes y seguidores, como a inocentes ajenos a las controversias sobre la posesión de la verdad"
    Ayer tras terminar la reseña de el libro -El Castillo, estuve buscando imágenes por Google para ilustrar la entrada. Marqué en el buscador: enfrentamientos entre Islam y cristianismo.No quiero describirte las barbaridades que en nombre de un Dios se pueden cometer...Lo dejo ahí. Al final puse la foto del castillo.
    A este autor no lo conocía en absoluto y te agradezco esta reseña porque seguro que lo leeré después de tu reseña afortunada.
    ¿Estaremos volviendo a la época de las cruzadas?¿Estos dementes intransigentes quieren abocarnos a otra guerras de religiones y trasladarnos de nuevo a la edad media?¿Cuál puede ser la respuesta de los países donde los cristianos son mayoría?¿Hasta cuando la tolerancia seguirá suponiendo un escudo contra aquellos que quieren venganza?¿Cuándo el ser humano se dará cuenta que las religiones son patraña para controlar a un sector de la población, y que lo importante es la fe? Una doctrina que provoca muerte y dolor a otros seres, no puede tener nuestras simpatías ni nuestro respaldo.
    Nos has traído un libro que a pesar del tiempo trascurrido no ha perdido, tristemente, la vigencia.
    Un abrazo y gracias.

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    1. Un libro y un autor maravillosos que te recomiendo al cien por cien. Unos poderes ocultos que muy poco tienen que ver con la religión (como dice un personaje del libro) y unos fanáticos ignorantes y desencantados de todo que son capaces de inmolarse e inmolar a los demás. Una mezcla muy explosiva y muy peligrosa en la que el mundo está plenamente inmerso.
      Se podría estar hablando horas y horas del tema y sus implicaciones. Algunos optan por escribir y regalarnos una novela. Yasmina Khadra es de los mejores.
      Un abrazo.

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  8. Creo que éste es uno de esos libros con los que además de entretenerse una, también aprende mucho. Gracias por descubrírnoslo, Rosa. Hoy en día no podemos dejar de plantearnos hasta qué punto la religión puede dejar de serlo como tal para convertirse en un arma puramente política y de manipulación, máxime cuando defiende la intransigencia, la muerte, la opresión, la radicalidad...

    Sin duda lo anoto en mi lista de lecturas pendientes :)

    Un beso!!

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    1. Yo no lo llamaría entretenido precisamente. Se lee bien porque te engancha la historia y, en ese sentido, sí es entretenido, pero se sufre viendo lo que terminó siendo y lo que debería haber sido, las oportunidades que se perdieron de intentar que las cosas fueran de otra manera: Por parte de todos. Es muy triste la situación.
      Un beso.

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